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Trabajar... como Dios



http://tasadeparo.com/wp-content/uploads/2012/05/Paro_Juvenil_Mundial_2012.jpgEn EE. UU., la tasa de desempleo se ubicó en el 6.7% para febrero 2.014, en México se ubicó en el 5% en abril 2.014, y en Zimbabue era del 95% en 2.009.

Tener empleo es importante para la economía de una persona, de una familia, y de un país. La lucha por conseguir empleo, no importa en qué país se viva, es cuestión vital, y tener un empleo que provea seguridad socio-económica, determina la calidad de vida de la familia.

Por cierto, YHWH nunca está desempleado. Y las Escrituras hacen referencia al trabajo. Al trabajo, desde diversas perspectivas. Si le preguntáramos a Jesús qué está haciendo en este momento, nos diría:

- Estoy trabajando, como el Padre.


YHWH creó el universo, nos creó a nosotros, y nos salvó por Jesucristo, y sigue siendo el YHWH yiré, sigue trabajando para proveernos, para sanarnos, para protegernos y guiarnos.

Y ahora, sin darse descanso, sigue con su Providencia cuidando de todo y de todos, en especial de nosotros. YHWH trabaja cuidando de la estrella más lejana, del insecto que corre por la tierra, de la flor del campo, y de nosotr@s sus hijos querid@s...


Podríamos decir que sólo cuando haya llegado el final podrá Dios tomarse unas buenas vacaciones..., porque sólo entonces habrá acabado la perfección del universo en todos sus detalles.
 

Esto nos lleva hoy a hablar del trabajo como proveniente de Dios, y que el cómo trabajemos nos lleva a parecernos al Padre. Tener un empleo es un don, y sea cual sea nuestro trabajo, podemos desde allí cumplir la obra de Dios. Al trabajar, somos en verdad las manos de Dios. 

Ciertamente, trabajar hoy día requiere desafíos adicionales. La calidad del trabajo que brindemos a la empresa, negocio o lugar en el que nos desempeñemos, hará la diferencia en muchos aspectos. Cuando Dios puso a Adán en el paraíso, y le ordenó trabajar la tierra, esperaba que Adán se encargara de acabar Su obra hasta llevarla a su perfección total. Aquel trabajo era placentero en Edén, pero fuera de Edén, las cosas se hicieron más difíciles. Cierto, no siempre el trabajo es una delicia precisamente, pero siempre será trabajo de Dios realizado por las manos nuestras.



Dios enseña a ser industrios@s, diligentes, fieles en el trabajo, como la hormiga (Proverbios 6:6). Nuestro trabajo es como el de Dios, porque exige de nosotros que lo hagamos todo con excelencia, como si quien nos pagara fuera Dios mismo, y no el dueñ@ del negocio. Y no importa si una persona gana el salario mínimo o es el mejor pagado de la empresa. Lo importante es que, al haber acabado de realizar cualquier tarea, podamos alegrarnos al ver que nuestra obra ha quedado bien, muy bien hecha, como vio Dios las obras de aquellos seis días... ¡Y vio Dios que todo lo que había hecho era bueno, muy bueno!... Poder decir esto después de cada trabajo nuestro es un verdadero premio.

Trabajar, es como hacer que el sol brille para todos:
 

  • para Dios, porque hacemos resplandecer más la obra de sus manos 
  • para nosotros, porque nos hacemos y nos aseguramos una vida más feliz 
  • para los demás, porque les ayudamos a gozar mejor de los bienes de este mundo

Un cuento chino, de sabiduría muy profunda, nos dice lo que hace nuestro trabajo.


Resulta que aquel buen hombre tenía la casa tan mal orientada, que dos montañas impedían a los rayos del sol entrar por ninguna ventana. De acuerdo con sus hijos, agarran el pico y la pala, únicos medios de que disponían, y empiezan el trabajo demoledor. Los vecinos, sorprendidos, se reían:


- Pero, ¿qué están locos? ¿Cómo quieren allanar el terreno de esta manera? ¿No ven que es un imposible?


Pero el allanador del terreno —¡qué bien si hubiera tenido tractores!— respondía tranquilo a los escépticos y burlones vecinos:


- Eso lo dicen ustedes. Miren, cuando yo muera, mis hijos y mis nietos continuarán el trabajo. Cada día quitamos algo de tierra, hasta que desaparecerá completamente la de las dos montañas. Vale más hacer algo que pasar la vida lamentándonos de que nunca nos da el sol.


Este chino sabía razonar y hablar muy bien. Trabajar es como hacer que el sol brille para todos. El trabajo de todos es la vida del mundo. El trabajo de todos es como la sonrisa de la luz y como la caricia del calor del sol. Quien no trabaja, no sirve para vivir en el mundo entre hombres y mujeres trabajadores...


Mirado así el trabajo, cambia completamente nuestra manera de ser y de vivir. Porque la existencia entera está llena de optimismo. Y el trabajo, fuente de bienestar personal, familiar y social, nos convierte en seres útiles para el mundo.







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