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Cómo entender: Hebreos 11:6

Hebreos 11:6 expresa:

En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan solícitamente.

El capítulo 11 de la carta a los Hebreos es una exposición detallada de ejemplos de hombres y mujeres que manifestaron fe en su vida, y lo demostraron de diversas maneras. Sin embargo, antes de alistar los nombres de personajes como Abrahán, Sara, Moisés, Gedeón o David, el apóstol Pablo afirma que sin fe es imposible agradar a Dios.

Pero, ¿qué es la fe? Se trata de una convicción profunda, la creencia, en la que se basa la relación del hombre con Dios y las cosas divinas, con los sentimientos de confianza y fervor santo propios que emanan del corazón de quien ama a Dios. La relación con Dios requiere fe.

En el texto bíblico se muestra una relación entre la fe y el agradar a Dios. Ese agradar a Dios significa el causar placer al corazón de Dios. Si recordamos la ofrenda que Caín y Abel ofrecen a Yavé, está claro que Abel consideró que ofrecer lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa, era el más excelso regalo que podría ofrecer a Dios. Conocemos el relato bíblico, y sabemos que Dios miró con agrado a Abel y su ofrenda.

Del mismo modo, Yavé desea que nos acerquemos a Él con fe. Es un requisito. Y es algo que agrada a Dios. Ciertamente que la fe no es algo que tenga todo el mundo, y muchas veces se confunda con obras, o con actos de servicio a Dios. Pero eso no es fe. La es asunto del corazón. De creer, de convicción, y por supuesto de acción.

Es en la oración cuando tenemos la oportunidad de manifestar ese acercarse a Dios con fe, y serle de agrado. Eso hace que nos preguntemos ¿de qué calidad son mis oraciones? ¿responde Dios mis oraciones? ¿creo que las responde?

Una intrigante pregunta a este respecto la planteó Jesucristo con relación a Su Parousía o Venida:

No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?

Lucas 18:8

Es interesante leer en qué circunstancias dijo esta pregunta. No estaba hablando del fin del mundo o de la gran tribulación. Estaba dando la ilustración sobre lo necesario que es orar siempre y no desistir, y usó la viuda y el juez como ejemplo de ser perseverante y tenaz en la oración.

No podemos dejar de recordar que la oración fue parte de la vida de nuestro Señor y Maestro. Así nos dejó un modelo a seguir.

En la cita de Hebreos 11:6, el apóstol nos da 2 argumentos que son parte de esa fe que agrada a Dios:

  1. Cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe
  2. Y que recompensa a quienes lo buscan solícitamente
Parece lógico afirmar que quien se acerca a Dios, debe creer en la existencia de Dios. "Tan ciertamente como que YO existo, es la expresión del Señor Soberano Jehová", es una declaración tan contundente y categórica, que constituye el hecho más fundamental del Universo. Significa que la existencia de Yavé es el fundamento de la existencia de TODO cuanto existe.

En esta era en la que una amalgama de creencias son puestas de manifiesto, que van desde la religiosidad al ateísmo, hay quienes francamente dicen no creer en la existencia de Dios. Y hay creyentes que son ateos espirituales. ¿Cómo es posible? Lo son porque no han hecho suya una relación personal con Dios. Es como si Dios no existiera para ellos en ese lugar profundo de su corazón. Son quienes creen que exhibir una apariencia de religiosidad es sustituto a la auténtica y vital relación con el Padre. Eso equivale a ignorar a Dios en sus vidas, puesto que Dios no está en primer lugar.

¿No predijo Pablo por inspiración divina con respecto a los "últimos días" que algunos hombres serían así?

"Dirán que aman y respetan a Dios, pero con su conducta demostrarán lo contrario.
No te hagas amigo de esa clase de gente"

2 Timoteo 3:5

La existencia de Dios tiene que ver con la convicción de que Dios existe y es el Creador y Señor de todas las cosas, el Proveedor y el dador de la salvación eterna en Cristo Jesús. Evidentemente no se trata sólo de "creer" que Dios existe. Es hacer en la vida lugar para que Dios sea el Proveedor, el Guía, el Padre, el que está en primer lugar en nuestras vidas.

Podemos decir algo similar de un padre con respecto a sus hijos. Puede que exista, pero no los educa, no les da el alimento, la ropa, la guía, no les demuestra su amor. En definitiva, no ejerce como padre en la vida de sus hijos. Algo similar sucede si a Yavé no le permitimos ejercer sus diversos roles en nuestra vida. Es como si no existiera.

Por otra parte, un elemento importante de esa fe que agrada a Dios, se relaciona con su carácter bondadoso de recompensador de quienes le buscan solícitamente. Dios recompensa, está acostumbrado a ser generoso, agradecido, y a complacerse en lo que hacemos. De Yavé debemos esperar recompensa por buscarle a través de la oración, de la obediencia, y a través de la fe. Quizás en las religiones "cristianas" se nos ha enseñado la imagen de un Dios sencillamente insatisfecho. Alguien que necesita de horas de servicio, de cantidades de dinero en diezmos y ofrendas, de que uno viva una vida de "sacrificio" para que Él se digne en recompensarnos. Esa no es la imagen de Dios que nos presenta la Biblia.

Dios hace salir el sol y llover sobre todos, explicó Jesucristo. ¿Cómo no creer que por acercarse a Dios con fe no hay recompensa al debido tiempo de Dios?

Esa búsqueda de Dios debe ser con solicitud. Eso significa, en el griego original, una búsqueda como si fuese una investigación exhaustiva, profunda, como si se escudriñara cada detalle. También esa búsqueda solícita implica una actitud de oración, de ruego, de anhelar respuestas de Dios.

Esa actitud descrita por Pablo de buscar solícitamente a Yavé, la describe el Salmo 42:1, 2:

Como el ciervo anhela las corrientes de agua,
así suspira por ti, oh Dios, el alma mía.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente;
¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?


Anhelo. Suspiro. Sed. Esos eran los sentimientos de los salmistas, los hijos de Coré, autores del salmo 42. Es interesante destacar el deseo de corazón que muestran estas palabras.

Eso nos plantea la pregunta de cuánto tiempo apartamos durante el día para Dios.

En resumen, Hebreos 11:6 nos enseña lo importante que es tener fe para agradar a Dios y la necesidad que tenemos de que en nuestra vida Dios tenga existencia real y efectiva, con la plena convicción de que Dios recompensa a quienes le buscan con solicitud a través de la oración en su vida diaria.



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