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Macondo Global

La Biblia y su contenido ha inspirado por generaciones a hombres y mujeres de todo tipo. Y son numerosas y variadas las referencias que se han hecho de los diversos relatos que en ella están colocados, para “nuestra instrucción” (Romanos 15:4). Particularmente escritores, artistas, pintores, escultores, poetas, y tantos otros, han reflejado en sus obras la influencia imperecedera de las Santas Escrituras.

CIEN AÑOS DE SOLEDAD es un ejemplo de una obra literaria, que tiene contenido bíblico.

En CIEN AÑOS DE SOLEDAD Adán sintetiza la acción central de la novela. Así como a Adán Dios le da el Paraíso, parece entregar expresamente Macondo a los Buendía (la familia protagonista de la historia).

Esa aldea dada a los Buendía mediante un sueño de “resonancia sobrenatural”, constituye un símbolo del paraíso que Dios puso a disposición de la primera pareja humana.

La caída de Adán y Eva se representa en la novela por la ruina física y moral de los Buendía, especialmente en la pasión amorosa que unió a Aureliano Babilonia y Amaranta Úrsula. Los dos amantes:

“Perdieron el sentido de la realidad, la noción del tiempo, el ritmo de los hábitos cotidianos… Se revolcaban en cueros en los barrizales del patio… Amaranta Úrsula comandaba con su ingenio disparatado y su voracidad lírica aquel paraíso de desastres… Se entregaron a la idolatría de sus cuerpos, al descubrir que los tedios del amor tenían posibilidades inexploradas, mucho más ricas que las del deseo” (página 343).

La caída de los Buendía, dramatizada en Arcadio y Amaranta Úrsula, es reflejo fiel de la caída en pecado de la humanidad como consecuencia del castigo impuesto por Dios a Adán y Eva. Que García Márquez redactó este párrafo teniendo a la vista la Carta a los Romanos, resulta del todo evidente al comparar ambos textos.

Escribe García Márquez: “José Arcadio Buendía soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo. Preguntó qué ciudad era aquella, y le contestaron con un nombre que nunca había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia sobrenatural: Macondo. Al día siguiente convenció a sus hombres de que nunca encontrarían el mar. Les ordenó derribar los árboles para hacer un claro junto al río, en el lugar más fresco de la orilla, y allí fundaron la aldea”.

No se agota aquí el análisis de la influencia bíblica en CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Faltan por citar sucesos e imágenes de claras connotaciones bíblicas, como la canastilla que simboliza la salvación del niño Moisés en las aguas del Nilo.

Fernanda, para esconder la procedencia del hijo de Meme, dice que ha sido encontrado en una canastilla. Cuando le replican que nadie la creerá, responde con sarcasmo:

-“Si se lo creyeron a las Sagradas Escrituras, no veo por qué no han de creérmelo a mí” (página 256).

Están también los discos anaranjados que recuerdan las visiones de Ezequiel y otros episodios semejantes.

Igualmente podrían rastrearse las páginas de la novela a la caza de citas literales de la Biblia.

Pero a nuestro entender, los puntos expuestos son suficientes para establecer la influencia de la Sagrada Escritura en CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Lo cual tampoco extraña, porque desde EL QUIJOTE de Cervantes a EL PARAÍSO PERDIDO de Milton, desde LA DIVINA COMEDIA de Dante a las obras más citadas de Shakespeare, la Biblia ha venido ejerciendo una influencia permanente y de primer orden en la literatura de todos los tiempos y de todos los pueblos.

Algunos señalan cinco grandes etapas bíblicas en CIEN AÑOS DE SOLEDAD:

LA CREACIÓN

El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

En este texto está recogida la obra de la Creación, de la que tenemos noticia completa en los dos primeros capítulos de la Biblia.

EL ÉXODO

La escapada de Moisés al desierto tras haber dado muerte al egipcio y la posterior salida del pueblo hebreo, episodios que se cuentan en el libro del Éxodo, están representados en CIEN AÑOS DE SOLEDAD por la huida de Riohacha de José Arcadio Buendía y su gente. Después de matar a Prudencio Aguilar atravesándole la garganta de una lanzada, José Arcadio Buendía no lograba tranquilizar su conciencia. Harta de verlo sufrir, su mujer, Úrsula, le dice:

“Está bien, Prudencio. Nos iremos de este pueblo, lo más lejos que podamos, y no regresaremos jamás. Ahora vete tranquilo. Fue así como emprendieron la travesía de la sierra. Varios amigos de José Arcadio Buendía, jóvenes como él, embullados con la aventura, desmantelaron sus casas y cargaron con sus mujeres y sus hijos hacia la tierra que nadie les había prometido”.

La llegada de los peregrinos a su punto de destino parece calcada del capítulo 34 de Deuteronomio:

“Una mañana, después de casi dos años de travesía, fueron los primeros mortales que vieron la vertiente occidental de la sierra. Desde la cumbre nublada contemplaron la inmensa llanura acuática de la ciénaga grande, explayada hasta el otro lado del mundo”.

LAS PLAGAS

En los capítulos 7, 8 ,9 ,10, 11 y 12 del libro del Éxodo, segundo en el catálogo bíblico, se relatan las diez plagas que Dios desencadenó para obligar al faraón de Egipto a dejar salir de sus dominios al pueblo hebreo. Aunque estas plagas se relacionan con fenómenos naturales, revisten en mayor o menor grado el carácter poderoso y milagroso de Dios.

Existe un paralelo entre las plagas de Egipto y las plagas que padece Macondo. Macondo padece la plaga del insomnio, la plaga de las guerras civiles, la plaga del olvido, la plaga de la solapada invasión norteamericana, la plaga del banano y otras.

EL DILUVIO

La Biblia refiere el Diluvio Global. En CIEN AÑOS DE SOLEDAD el diluvio azota Macondo a raíz del asesinato ordenado por la compañía bananera. No es Dios quien lo desencadena, sino el norteamericano Mister Brown. Esto es, al menos, lo que cree el pueblo. Su duración sobrepasa el tiempo del diluvio bíblico, según García Márquez:

“Llovió cuatro años, once meses y dos días. Hubo épocas de llovizna en que todo el mundo se puso sus ropas de pontifical y se compuso una cara de convaleciente para celebrar la escampada, pero pronto se acostumbraron a interpretar las pausas como anuncios de recrudecimiento. Se desempedraba el cielo en unas tempestades de estropicio, y el norte mandaba unos huracanes que desportillaron techos y derribaron paredes, y desenterraron de raíz las últimas cepas de las plantaciones”.

EL APOCALIPSIS

Las últimas líneas de la novela dicen que “Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugados por la cólera del huracán bíblico”.

En un escenario bíblico, el narrador presenta a Macondo “podrido por la lluvia, reseco y pulverizado por la sequía y el calor”. Sólo falta el apocalíptico ángel exterminador que completará el ciclo del caos al caos.

Es entonces cuando el monstruo del Apocalipsis desencadena su fuerza: La “potencia ciclónica arrancó de los quicios las puertas y las ventanas, descuajó el techo de la galería oriental y desarraigó los cimientos”.

No se agota aquí el análisis de la influencia bíblica en CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Faltan por citar sucesos e imágenes de claras connotaciones bíblicas, como la canastilla que simboliza la salvación del niño Moisés en las aguas del Nilo.

Fernanda, para esconder la procedencia del hijo de Meme, dice que ha sido encontrado en una canastilla. Cuando le replican que nadie la creerá, responde con sarcasmo:

-“Si se lo creyeron a las Sagradas Escrituras, no veo por qué no han de creérmelo a mí” (página 256).

Están también los discos anaranjados que recuerdan las visiones de Ezequiel y otros episodios semejantes.

Igualmente podrían rastrearse las páginas de la novela a la caza de citas literales de la Biblia.

Pero a nuestro entender, los puntos expuestos son suficientes para establecer la influencia de la Sagrada Escritura en CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Lo cual tampoco extraña, porque desde EL QUIJOTE de Cervantes a EL PARAÍSO PERDIDO de Milton, desde LA DIVINA COMEDIA de Dante a las obras más citadas de Shakespeare, la Biblia ha venido ejerciendo una influencia permanente y de primer orden en la literatura de todos los tiempos y de todos los pueblos.


De alguna forma, existe la sensación de vivir en un Macondo Global. Sí, el mundo actual encaja con Macondo. Un lugar ficticio, en el que se entretejen diversas historias, reales, ficticias, "leyendas urbanas" que dejan margen a la explotación de la imaginación.

¿Será cierto lo de las teorías de conspiración? ¿El Proyecto HAARP, Chemtrails, Crop Circles, y otras historias difundidas?

Lo cierto es que en este tiempo, al igual que en Macondo, parecemos estar viviendo tiempos apocalípticos.

Sólo que, a diferencia de la Macondo de García Márquez, a Su Tiempo y Manera Dios se encargará de que las "leyendas urbanas" y demás historias se comprueben como reales o fantasiosas.

Además, Macondo fue arrasada, sin tener futuro

Pero la Tierra y la Humanidad sí tienen futuro.

Si García Márquez hubiera seguido "inspirándose" en la Biblia, habría reflejado ese hecho. El del futuro lleno de esperanza que ofrece Jehová.

Jeremías 29:11-12
”‘Porque yo mismo bien conozco los pensamientos que estoy pensando para con ustedes —es la expresión de Jehová—, pensamientos de paz, y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza. 12 Y ustedes ciertamente me llamarán y vendrán y me orarán, y yo ciertamente les escucharé.’


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